“El tiempo es un jardín poblado, de tactos y amapolas del Guadiana. Tiempo por donde todos vamos dejando versos y nostalgias” Jesús Delgado Valhondo Ed. Hoy (Badajoz, 20-6-75)
El tiempo, por naturaleza, tiende a esconder y ocultar tras de sí el pasado, apoyándose en su siempre compañero el olvido. Sin embargo, es a su vez aquello que da vida e historia a algo, ¿qué es?, por tanto, ¿una ciudad sin su historia, sin su pasado, sin su tiempo, si es este quién le hace ser lo que es?. Por eso, dedicaremos este espacio para hablar del pasado de Badajoz, aquel que se oculta tras un manto de amapolas del Guadiana.
La ciudad de Badajoz es actualmente un municipio y ciudad española, capital de la provincia homónima, perteneciente a la comunidad autónoma de Extremadura.
Esta posee el privilegio de tener diversos relatos históricos que nos hablan sobre su origen fundacional, privilegio con el cual pocas ciudades de la Península Ibérica cuentan. Incluso su fundación tiene nombre propio, Ibn Marwán al-Yiliqi. Este pertenecía a una familia de muladíes, es decir, hispanorromanos convertidos al islam, y era además hijo del gobernador de Mérida. Tras rebelarse contra el emir de Córdoba y rendirse, le fue asignada la localización de la actual Badajoz a cambio de no levantarse más. Allí residiría junto a muchos provenientes principalmente de Mérida. Fundaría de esta forma Mu'assassat Batalyaws, que significa la "Fundación de Batalyaws", en el 875, en una muy buena localización debido sobre todo a su buena posición estratégica. Exactamente sobre el Cerro de la Muela, una colina a orillas del Guadiana. Este está actualmente ocupado principalmente por la Alcazaba (ciudadela), actualmente la más grande de época musulmana conservada en toda Europa.
Estatua de Ibn Marwan en Badajoz (enlace)
Alcazaba sobre el Cerro de la Muela (enlace)
Si bien conocemos cómo se fundó la actual ciudad de Badajoz, nos preguntamos, ¿había ya alguna población antes de la llegada de Ibn Marwán? ¿Qué pasado oculta ese jardín poblado que es el tiempo?
En época de Augusto, la provincia romana de Lusitania se dividía en tres: Conventus Pacencis, Conventus Scallabitanus (Santarém) y Conventus Emeritensis (Mérida). Avanzando en el tiempo, en el siglo XIII, tras ser conquistada Badajoz por Alfonso IX de León, se crea la diócesis de Badajoz con el nombre de diócesis pacensis, en imitación del antiguo conventus romano. Sin embargo, la capital de este era la ciudad de Pax Julia o Civitas Pacensis, la actual Beja, una ciudad situada cerca de Badajoz, a unos 160 km, y que pertenece a Portugal. Este “error” dió lugar a que hoy en día el gentilicio de la provincia sea “pacense”.
Otro error de gran importancia sobre el origen de la ciudad lo vemos sobre la identificación de Badajoz con una supuesta ciudad llamada Pax Augusta, mencionada por el geógrafo griego Estrabón de los siglos I a. C. y I d. C. No obstante, hoy en día se coincide en la opinión de que esta ciudad nunca existió como tal, sino que se corresponde en realidad a la antes mencionada Pax Julia, y que el célebre griego la llamaba con el otro nombre. Esto pudo haberse cometido debido a alguna errata como mezclar los nombres de Pax Julia (Beja) y Emérita Augusta (Mérida) o simplemente nombrarnos la ciudad romana con un nombre acertado que no nos ha llegado en ninguna otra fuente. El caso es que el más importante de los geógrafos árabes, Abu-l-Fidá b. Ayyub, en su obra geográfica, víncula a Batalyaws con Pax Augusta, al igual que hará tiempo después Antonio de Nebrija en el siglo XV o el cartógrafo flamenco Gerardus Mercator, en su mapa titulado Castillae veteris et novae descriptio, publicado en 1606, donde se cita a Badajoz con el nombre culto Pax Augusta. Esta errónea teoría fue defendida y argumentada por estudiosos de peso que buscaban una ascendencia fundacional del prestigio de una ciudad romana, así como una mayor antigüedad de su sede episcopal. Tuvo que llegar el conocido político Pascual Madoz para que en 1846 desmintiera tan arraigada creencia, que se seguirá repitiendo hasta finales de su siglo.
Hoy en día, como dijimos anteriormente, ya está aceptado y apoyado que Badajoz no era ninguna ciudad llamada Pax Augusta, que debía ser la actual Beja. Pero eso no nos responde definitivamente a la cuestión de si hubo alguna población romana, y por ello, recurriremos a la arqueología.
En la primera campaña de excavaciones de 1977, Fernando Valdés ya atestiguó una ocupación persistente del Cerro de la Muela desde la prehistoria. El poblamiento se remontaría a la etapa Calcolítica y seguía en la Edad del Hierro. En cuanto a época romana encontramos restos de una necrópolis en el punto elevado de una ladera, dentro del actual plano urbanístico de Badajoz, y que nos está informando indirectamente de la existencia de un camino, pues se solían colocar junto a estos para que los difuntos sean recordados. Este camino conduciría a la parte alta del Cerro de la Muela donde por su altura (hoy en día con el paso del tiempo se ha aplanado) y su posición estratégica, se localizaba el yacimiento de la Edad del Hierro. Sin embargo, no encontramos restos de ocupación romana republicana como solemos estar acostumbrados en los yacimientos prerromanos, y el área funeraria descubierta se encuadra en el Alto Imperio por las incineraciones, y por las inhumaciones pudiera llevarse su uso hasta la etapa tardorromana.
Comparación y localización del Cerro de la Muela en el plano actual
de Badajoz. Imágen obtenida de Google Maps.
A partir de Augusto y ya en el Alto Imperio se produce una reorganización de los asentamientos y la explotación extensiva del campo mediante villae, viviendas rurales que formaban parte de una propiedad agrícola. Los asentamientos además se trasladaron a zonas más llanas y accesibles (con el territorio ocupado, importaba más la explotación de este que la defensa del asentamiento). Aunque sin duda muchos se mantuvieron habitados en su parte alta, como Trujillo o Cáceres, ambos de origen prerromano. Badajoz por su parte no es el caso, posiblemente al no tratarse de un castro celtíbero de importancia, o al menos no tenemos pruebas arqueológicas suficientes para pensar que lo fue.
Sí se han descubierto diferentes elementos escultóricos de ascendencia romana y tardoantigua esparcidos por el entorno de la Alcazaba. Ante esto se ha valorado y planteado con fuerza el que no sean originarios de la propia Badajoz, sino que procediesen de Mérida, traídos con cierto valor simbólico en el momento en el que la primera relevó a la segunda, durante el siglo IX. Es más que común y frecuente la reutilización de este tipo de elementos. Pese a esto, otros restos arqueológicos no encuentran una justificación tan clara para su traslado, pero que tampoco son tan relevantes como para demostrar la existencia de un enclave urbano, aunque sí de un asentamiento rural. Hablamos de elementos epigráficos y vestigios cerámicos y numismáticos pertenecientes a la cultura romana descubiertos en el entorno de la actual ciudad. Hay que tener en cuenta que el Cerro de la Muela está ocupado por el Alcazaba, y este, de momento, dificulta el descubrimiento de datos que nos resuelvan las incógnitas planteadas.
Todo parece indicar por tanto que el asentamiento localizado en Badajoz estaba formado por una o varias villas con población adscrita a su dominio, en forma de una pequeña aldea perteneciente al dominio de la villa. Favorecido por la presencia de la calzada y el trasiego de viajeros que necesitasen cruzar el Guadiana. Augusta Emérita (Mérida) quedaría como referente urbano de esta pequeña población.
Bien, respondida la cuestión de si hubo alguna población romana, debemos preguntarnos ahora qué fue de ella. El siglo V resultaría ser una época de crisis y hostilidad, dándose la caída del imperio romano. Muchas villas y asentamientos urbanos se despoblarán quedando reducidos a aldeas (vicus), pues la gente buscará protección, principalmente en las alturas, y junto a vías importantes, abandonandose principalmente asentamientos en el llano. Badajoz cumplía esas condiciones. Sobre la época visigoda, que siguió a la romana, tenemos un gran registro arqueológico decorativo así como una necrópolis que nos muestran que Badajoz siguió poblada durante este periodo, aunque no seguiría siendo así…
Volviendo a la fundación musulmana de la actual Badajoz, el cronista árabe Ibn Adari dice: “Y le permitió el emir que se fuera a Batalyós y se estableciera allí, que entonces era una aldea". Ibn Ayyan por su parte relata: "Que se bajara a Batalyós, que entonces estaba deshabitado, y lo construyera para él y su gente"; y de igual manera Al-Razi dice: "Que salga de Alange con su gente y se fuera al castillo de Batalyós, que esos días estaba abandonado". De esto concluimos que cuando Ibn Marwán se dirigió a la actual Badajoz, la aldea visigoda de nombre Batalyós supuestamente, se encontraba despoblada. Los motivos exactos los desconocemos.
En cuanto al nombre actual de Badajoz, este procede de Batalyaws, que a su vez procede de Batalyós, mencionado por los cronistas árabes. Esta conversión muestra los rasgos típicos de la adaptación de un vocablo (topónimo o antropónimo) de origen no árabe a la fonética árabe (ejemplos son Zaragoza o Sevilla). Esto desmiente la tradicional teoría de que Batalyaws procede de "balad al-yawz" (tierra de nogales), como sugería Fray Diego de Guadix en 1593, o tambíen la de que signfica "balad al-lawz" (tierra de almendros), sugerido por autores más modernos. El origen etimológico del nombre de la ciudad y provincia, resulta un misterio complicado de resolver. Una teoría con bastante fuerza aunque poco extendida sería la planteada por el historiador Matías Ramón Martínez, quién plantea que Batalyós procede de un nombre antropónimo hispanorromano, del que sería un propietario agrícola del asentamiento romano presente en la actual Badajoz. Cuyo nombre pasaría a designar el de la villa o aldea. Concretamente propone Battalus, un nombre romano que conocemos por un testimonio epigráfico encontrado en el norte de España, teniendo solo uno lamentablemente. Si bien esta teoría se enfrenta a diferentes dificultades, sin duda podría ser cierta. No sería la primera ciudad española cuyo nombre se habría formado de esta forma según hipótesis bien aceptadas. Jaén por ejemplo, procedería de Gaiena, "la villa de Gaius".
Nada tiene que ver el pasado romano de la ciudad de Badajoz con el de la provincia, la cual a diferencia de la capital cuenta con un rico registro de vestigios de época romana. Siendo el baluarte de estos la importante ciudad de Mérida. Además encontramos por ejemplo diferentes villas como La villa romana de Pesquero (siglos I-V), en el término municipal de Pueblonuevo del Guadiana, la de Las Tomas (siglos I y II) y La villa romana La Cocosa, (siglos I-IV) situada a unos 16 kilómetros de Badajoz por la carretera de Valverde de Leganés. Lamentablemente, se encuentran en un muy mal estado de conservación.
Vista aérea de la Villa romana de La Cocosa
Aún así, Badajoz, junto a Cáceres, forma una comunidad con un gran y rico pasado romano, Extremadura, donde amapolas florecen a las orillas del Guadiana entre los ecos del pasado, fruto del paso del tiempo. Tiempo por donde ya desde época romana “todos vamos dejando versos y nostalgias”.
-Bibliografía:
Poema "Badajoz" de Jesús Delgado Valhondo, Ed. Hoy (Badajoz, 20-6-75) (enlace a la página web donde lo obtuve)
-Pax Agusta -Página Real Academia de Extremadura (enlace)
-Conferencia "Los orígenes de la fundación de Badajoz" de XIV JORNADAS ARTILLERAS EN EXTREMADURA (enlace a la página web donde lo obtuve)
-Aproximación al conocimiento del Badajoz romano" de Jesús Cánovas Pessini y Fernando Valdés Fernández. Universidad Autónoma de Madrid (1979) (enlace)
-"Matías Ramón Martínez y el nombre de Badajoz. Su fundamentación histórico-arqueológica a partir de un nuevo tipo toponímico" por Rafael Sabio González. Revista de Estudios Extremeños, 2018, Tomo LXXIV, No. II, pp. 853-880. (enlace)
-"El oppidum de Badajoz. Ocupaciones prehistóricas en La Alcazaba" de Luis Berrocal- Rangel. Universidad Complutense de Madrid (1994). (enlace)