El trofeo griego

 

Ilustración superior de Sandra Delgado, inferior de Steve Noon


En el mundo griego, la guerra siempre estaba acompañada de ceremonias y rituales religiosos, como por ejemplo la dedicación a los dioses de parte del botín. Este incluía armas capturadas al bando vencido, las cuales eran llevadas a los santuarios para exhibirlas, a excepción de una parte, las mejores que encontraban, que se quedaban en el campo de batallas en forma de trofeo. Levantar un trofeo era un símbolo y un recuerdo de la victoria, además de un rito establecido dentro de la guerra hoplita. Su carácter sagrado, explica que  estuviera protegido por una sanción religiosa y se respetase, evitando su destrucción por el enemigo, a pesar de ser un recuerdo de derrota para ellos. 

Desconocemos el origen de este ritual, ya que no existen testimonios textuales ni arqueológicos antes del siglo V a. C. El trofeo, podía ser o una especie de monumento duradero, o bien un “maniquí” de madera vestido con las armas de los vencidos, dándole  una apariencia humana. Una de las primeras menciones  que tenemos sobre este segundo tipo, es en la obra de Esquilo Los siete contra Tebas (467 a. C.), cuando el rey tebano Eteocles promete a los dioses que si consigue la victoria, levantará un trofeo vestido de armas enemigas, entre otras cosas. El origen de la palabra “trofeo” lo encontramos en “tropaion”, que procede del vocablo griego “trope”, que significaba vuelta, ya que se construía cerca del  lugar donde el ejército enemigo comenzaba a retirarse, y por tanto donde comenzaba la victoria. Normalmente se colocaban colgando sobre el tronco de un árbol o sobre una estaca de armas. Junto a él, podía colocarse una inscripción conmemorativa. Curiosamente, cuando no había una victoria clara de ningún bando y ambos la reclamaban, se podían levantar dos trofeos, como ocurrió en la histórica batalla de Mantinea (362 a. C.). 

Lo que está claro es que no había trofeo sin victoria y victoria sin trofeo. El trofeo griego era un claro ejemplo de la unión guerra y religión, la cual fue durante mucho tiempo la base del mundo griego. Una unión que veremos además a lo largo de toda la historia.


Bibliografía: 

-Desperta Ferro Historia Antigua y medieval  n.º 37 "Tebas victoriosa" (Artículo de María del Mar Gabaldón Martínez)


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