Los "ultras" y los disturbios de Niká

 


Ilustración inferior de Ángel García Pinto


Muchas veces vemos en la televisión peleas y enfrentamientos de ultras de equipos de fútbol y reflexionamos sobre si el fanatismo en el fútbol se nos está yendo de las manos. Lo curioso es que hemos avanzado mucho, y si alguna vez ha habido una verdadera pelea de ultras, fue la ocurrida hace 1500 años en el imperio bizantino, nada que ver con las que ocurren hoy en día.


Las carreras de cuadrigas en Bizancio, fueron menos importantes que las de Roma. En el siglo VI D.C, seguían existiendo los clubes, siendo los más importantes los Verdes y los Azules. No obstante, ya no eran simples equipos, sino que también ganaban influencia en lo concerniente a lo militar, la política y la teología; por ejemplo, los Verdes tendían al monofisismo mientras que los Azules permanecían en la ortodoxia. También se convirtieron en algo parecido a las actuales bandas callejeras, siendo responsables de robos y asesinatos. Durante el siglo V d .C. , los disturbios se habían descontrolado.  Procopio de Cesarea escribió lo siguiente:


“La población de las ciudades se había dividido desde hace tiempo en dos grupos, los Verdes y los Azules... sus miembros (de cada facción) luchaban contra sus adversarios... no respetando ni matrimonio ni parentesco, ni lazos de amistad, incluso aunque los que apoyaban a diferentes colores pudieran ser hermanos o tuvieran algún otro parentesco.”


Esta rivalidad estaba agravada por un trasfondo político y teológico, pues mientras que los Verdes estaban formados mayoritariamente por comerciantes y arrendatarios de servicios y bienes públicos y profesaban el monofisismo, los Azules eran principalmente terratenientes o aristócratas y practicaban el cristianismo oficial. Justiniano apoyaba a estos últimos. Tal era la rivalidad y tensión en la ciudad que durante el reinado de Justiniano I, en el año 532 d. C. , ocurrieron los famosos disturbios de Niká. La revuelta comenzó en el Hipódromo  y se fue extendiendo por toda la ciudad, atacando y destruyendo edificios públicos como el Gran Palacio y la iglesia más importante de la ciudad, Santa Sofía, que más tarde sería reconstruida por Justiniano. Los rebeldes llegaron a nombrar hasta un nuevo emperador, Hipatio. Finalmente, el famoso general Belisario, los rodeo a todos en el hipódromo matandolos a todos y creando una masacre. Se calcula que murieron 30.000 rebeldes. Desde este incidente, la popularidad de las carreras de carros fue disminuyendo, aunque no solo por lo ocurrido, sino por los altos costes económicos que llevaban consigo estas carreras.



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