El Filógelos y los chistes romanos

 



Si bien el mundo ha cambiado mucho desde que Roma dominaba el mediterráneo, nuestra forma de divertirnos y reírnos apenas ha cambiado. Al igual que ahora, en aquella época también contaban chistes y, curiosamente, muchos son muy similares a los actuales. 



Aunque sabemos que los chistes existían de antes, la colección de chistes más antigua que conservamos es el Philógelos (en griego antiguo, ‘amante de la risa’) escrito en griego durante el siglo IV d. C. En él podemos encontrar hasta 265 chistes, y son principalmente diálogos entre distintos personajes, casi siempre ofensivos. Hay que tener en cuenta que el humor que tenían en esa época era muy diferente al actual y que muchos de los chistes hoy no tienen gracia, ya que las bromas y los chistes van en gran parte acompañados de un contexto social y cultural. Lo interesante del Philógelos es lo valioso que resulta para conocer muchos aspectos culturales y sociales del momento, así como el hecho de que muchos de  los chistes que aparecen podrían ser perfectamente actuales, algunos incluso los son. Eso sí, no esperes reírte con ellos, tal vez en su momento serían muy graciosos, pero en su momento. A continuación encontramos algunos de esos chistes:





-El peluquero pregunta: “¿Cómo quiere que le corte el pelo?”. Y el cliente contesta: “En silencio”.




-Un tipo le dice a su amigo: “Anoche me acosté con tu mujer”. A lo que el amigo contesta: “Yo soy su marido y tengo que hacerlo, pero tú, ¿qué excusa tienes?”.




-Un tipo está abroncando a un borracho porque pierde toda noción de la realidad cuando bebe más de la cuenta. A lo que el borracho le contesta, indignado: “Mira quién habla… El tipo que tiene dos cabezas”.




-Un misógino está frente a la tumba de su mujer. Un desconocido le da el pésame: “¿Quién está descansando ahora?”. A lo que el misógino contesta: “Yo, ahora que por fin estoy solo”.




“Un hombre va al médico y dice: “Doctor, cuando me despierto me encuentro un poco mareado, pero luego cuando pasa media hora ya me encuentro bien”. A lo que el doctor responde: “Pues levántese media hora más tarde”.




-Un hombre acude al vendedor de esclavos y se queja de que uno de los que acaba de comprar se ha muerto, a lo que el vendedor responde: “¡Nunca hizo nada parecido cuando estaba conmigo!”.





-Era un hombre tan avaro que a la hora de escribir su testamento se nombró heredero a sí mismo”.






(En muchos de los chistes se meten con los intelectuales dejándolos de tontos, aquí dos ejemplos)



-Un tipo se encuentra con un intelectual y le dice: “Anoche te vi en un sueño”. “Vaya -contesta el intelectual-, estaba tan ocupado que yo no te vi a ti”. 




-Un barbero, un calvo y un intelectual están de viaje. Acampan por la noche y hacen turnos para vigilar el equipaje. Durante su turno, el barbero se aburre y le afeita la cabeza al intelectual. Cuando el barbero le despierta para que siga él, el intelectual se toca la cabeza y dice: “Este tío es tonto: ha despertado al calvo en lugar de a mí”.




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