En época republicana era difícil superar los fastuosos triunfos celebrados por Pompeyo en el 61 a. C., pero Julio César, quien ya lo había vencido en el campo de batalla, también quiso vencerlo en cuanto a popularidad. César tenía derecho a celebrar tres triunfos al igual que Pompeyo en su momento, pues había vencido en la Galia, en Egipto y en Ponto. Pero el dictador no quería igualarlo sino superarlo, y para ello necesitaba un cuarto triunfo. Lo cierto es que César venció en una cuarta guerra, la que tuvo contra los partidarios de Pompeyo en África, aunque era impensable que celebrase una victoria proveniente de una guerra civil. Es por ello que utilizó como excusa que en dicha guerra participaron númidas (aliados de los pompeyanos) a quienes derrotó. Era un claro abuso, pero César se había convertido en dueño de Roma y el Senado no podía negarle nada.
Siguiendo como el dictador había planeado, se celebraron los cuatro triunfos en cuatro días distintos. Primero el de su triunfo en Alesia, con Vercingétorix como prisionero. Segundo el de Egipto, donde destacaron las jirafas, un animal desconocido para los romanos. Tercero el triunfo de Ponto, donde a falta del rey enemigo, el cual murió, destacaba un cartel con la célebre inscripción veni, vidi, vici. El cuarto y último fue el más embarazoso, el de su guerra contra el rey númida Juba II y los pompeyanos. No tuvo mucho éxito aunque César tuvo la sensatez de no representar a Pompeyo en los carteles donde aparecían los líderes enemigos vencidos. Durante el triunfo se pudieron escuchar numerosas ofensas y burlas por parte de los soldados hacia su general, lo cual estaba permitido.
Acabados los triunfos, César dió un enorme banquete al pueblo y 400 sestercios a cada ciudadanos, así como 20.000 a los soldados. Se realizaron también juegos y espectáculos. Estos se realizaron principalmente en el Circo Máximo y se tuvo que construir el que sería el primer anfiteatro de Roma. Entre los espectáculos más destacados encontramos una batalla con 20 elefantes por bandos, el primer combate naval (naumaquía) en un estanque artificial en el Campo de Marte, y una batalla con hasta dos mil hombres. Todo parecía que no podía ir mejor para César, pero el malestar por el régimen autocrático, los enormes gastos realizados y el gran número de muertes en los juegos entre otras cosas, hicieron que César se tambalease en una cuerda floja. Poco más de un año después, el Senado conspiraba contra él y acababa con su vida, con el gran Julio César.
Bibliografía:
Revista Historia National Geographic Nº 175.
Artículos relacionados:
No hay comentarios:
Publicar un comentario