Ilustración superior de Jose Daniel Cabrera, inferior de Angus McBride
La historia nos deja grandes historias donde se mezclan culturas tan distintas como interesantes, y este es un gran caso de ello. Este es el extraordinario caso de cómo se llegaron a unir la cultura celta con la cultura oriental y el helenismo griego.
Según cuenta el historiador y geógrafo griego del siglo II, Pausanias, en el año 279 a. C., algunas tribus de galos se dirigieron hacia Grecia a través de los Balcanes llegando a atacar el oráculo de Delfos y el santuario de Apolo, siendo finalmente derrotados, resultando muerto su comandante Breno.
Tras haber sido rechazada su invasión de los Balcanes, los gálatas, ahora comandados por Comontoris, uno de los generales de Breno, se establecieron en Tracia, donde fundaron una ciudad-estado llamada Tilis, que sobrevivirá hasta el siglo III a. C. Mientras asediaban la ciudad de Bizancio en el 277 a. C., una delegación bitinia los invitó a cruzar a Asia Menor para asistir a Nicomedes en la guerra civil contra su hermano Cipetes, que usurpaba una parte del reino. Tras ser provistos con los medios adecuados para atravesar el mar de Mármara, los gálatas, liderados ahora por Leonorio y Lutario, desembarcaron en la otra orilla del mar, y junto a Nicomedes, derrotaron y dieron muerte a Cipetes.
En vista de los resultados obtenidos por su vecino con ayuda de la fuerza extranjera, Mitrídates I del Ponto, aliado del rey seléucida Antíoco I, se decidió a reclutarlos contra el rey egipcio Ptolomeo II en la Primera Guerra Siria. Pronto pudo saber lo acertada que fue su elección, pues sus nuevos mercenarios obtuvieron numerosas victorias en Capadocia. Eventualmente, y quizá como recompensa por sus servicios a Mitrídates, se les permitió asentarse en la región que posteriormente sería conocida como Galacia.
Mercenarios gálatas desfilando victoriosos en Egipto (Angus McBride)
Los gálatas sobrevivieron a través del comercio, los saqueos y sus grandes servicios como mercenarios. En el año 25 a. C., la región pasó a ser provincia romana.
Hacia el siglo V d. C. tenemos testimonios de que los gálatas, quienes aun habiendo adoptado una cultura y modo de vida ya típicamente griegos, conservaron su lengua. Así Pablo en la carta a los gálatas menciona nombres claramente celtas, y San Jerónimo dejó constancia en sus escritos de que la lengua de los gálatas resultaba parecida al dialecto galo de Tréveris.
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