Cesarión, el hijo de Roma y Egipto

 


Fotograma superior de la serie Roma, 
imagen inferior de un busto atribuido a Cesarión
 

Ptolomeo XV Filópator Filómetor César, apodado por los alejandrinos como Cesarión “Pequeño César” fue un faraón de la dinastía ptolemaica. Parece no haber duda respecto a que su madre fue Cleopatra VII, última reina de Egipto. Respecto de la atribuida paternidad de Julio César, no se puede asegurar con certeza. en todo caso, el niño era ilegítimo, y al no ser adoptado no podía ser ciudadano romano. 


Aunque no está claro cuándo vino al mundo Cesarión, lo más probable es que su madre le diera a luz en Alejandría el 23 de junio del año 47 a. C.,​ trasladándose a Roma, donde vivió hasta que se produjo el asesinato de César, ya que Cleopatra y él regresaron inmediatamente al país del Nilo. A finales del 34 a. C. en las Donaciones de Alejandría,  a Cesarión se le nombró corregente de Egipto, Chipre, Libia y la parte sur de Siria, subordinado a su madre, y también fue nombrado rey de reyes, a la vez que se le proclamaba hijo y heredero legítimo de César, pese a que él no lo había reconocido. Esta declaración fue la causa de la ruptura definitiva en las relaciones de Marco Antonio con Octavio. El poder de este descansaba fundamentalmente en el hecho de ser considerado como el heredero de César por adopción, lo cual le garantizaba el apoyo del pueblo romano y la lealtad de las legiones. El hecho de que Cesarión hubiera sido anunciado como el hijo legítimo de César y su heredero, ponía en peligro su futuro.



Cleopatra y Cesarión a la izquierda de la imagen. Templo de Dendera, Egipto

En el año 30 a. C. Octavio invadió Egipto, decidido a asesinar a Cesarión. Cleopatra intentó proteger a su hijo enviándolo al puerto de Berenice, en el mar Rojo, para que viajase a la India.​ Sin embargo, poco después de la muerte de Cleopatra, Cesarión, por consejo de su tutor, quien creía que era mejor confiar en Octavio, regresó a Alejandría, donde fue asesinado a la edad de 17 años.


Para muchos pudo haber sido una suerte ser hijo de dos de las personas más poderosas de la época, pero para él, fue su perdición. Como hemos comentado no se puede garantizar si era realmente hijo de César, pero para los ojos del pueblo egipcio y parte del romano lo era, y eso fue lo que marcó su vida, aquel niño hijo de Roma y Egipto, cuya temprana muerte supuso la inevitable pérdida de independencia del país egipcio, que quedaría finalmente anexionado a Roma.



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