Los saqueos sufridos por Roma a lo largo de su historia





Roma podría ser considerada como  la ciudad más poderosa o más fuerte de toda la historia, pero no fueron ni una ni dos las veces que Roma fue vencida y saqueada. 

En el año 387 a. C., cuando Roma no era más que una ciudad, fue atacada por los galos y saqueada, aunque no vencida del todo. Los supervivientes se refugiaron en la colina capitolina y tras recibir refuerzos consiguieron expulsar a los galos. Tras estar a las puertas de la desaparición, Roma comenzó a expandirse y a convertirse en una de las ciudades más poderosas de todo el Mediterráneo. No fue hasta 800 años después cuando ya en decadencia, sufrió un gran saqueo por  los visigodos, comandados por Alarico I. Este fue el primero de los tres saqueos que sufrió Roma a manos de bárbaros, el siguiente en el 455 d. C., por los vándalos, y el último en el 472 d. C. por Ricimero y su ejército de mercenarios germanos.


Durante la guerra gótica entre los ostrogodos y el imperio bizantino, Roma sufrió tres asedios entre los años 546 d. C. y 550 d. C., acabando el primero con un nuevo saqueo de la ciudad. En el segundo la defensa fue un éxito, pero en el tercer asedio Roma fue derrotada y estuvo a punto de ser destruida. Las súplicas de sus habitantes ante Totila, el rey de los ostrogodos, quien quería destruir la ciudad, le hicieron cambiar de opinión, el cual decidió repoblar, reconstruir y defender la ciudad contra todos los ataques futuros de los bizantinos. La ciudad eterna sufriría otros tres saqueos a lo largo de su historia, los cuales tendrían lugar en los siglos IX, XI, y XVI. El primero por los sarracenos, aunque solo de los alrededores de la ciudad, el segundo por normandos contratados por el propio papa Gregorio VII, y el último por el emperador Carlos I de España y V de Alemania.


Hasta alrededor de 8 saqueos sufrió Roma a lo largo de la historia, aparte de los numerosos asedios y ataques a los que se enfrentó. A pesar de ello nunca consiguió ser destruida y es por ello que se ganó el nombre de... la Ciudad Eterna.


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